Los autores del presente estudio realizan una revisión y metaanálisis con el objetivo de aclarar la relación entre el insomnio y el riesgo de desarrollar o morir de enfermedad cardiovascular.
Tras una exhaustiva búsqueda se incluyeron los estudios que evaluaban el insomnio o quejas relativas al sueño en sujetos sin enfermedad cardiovascular previa y que midieran la asociación entre el insomnio y el riesgo de desarrollar o morir de enfermedad cardiovascular. Los autores del estudio concluyen que el insomnio se asocia con un aumento del riesgo cardiovascular.
Comentario
El insomnio, entendido como la dificultad para conciliar o mantener el sueño o la presencia de sueños percibidos como no reparadores, puede estar presente hasta en un tercio de la población, con una prevalencia aún mayor en sujetos ancianos.
La magnitud del efecto de este trastorno en el riesgo cardiovascular es equiparable a la de otros factores de riesgo bien establecidos y recogidos en las actuales guías de prevención cardiovascular como lo son, por ejemplo, el bajo nivel socioeconómico, el estrés en el trabajo, la depresión, ansiedad, hostilidad, incluso la exposición pasiva al humo del tabaco o el efecto equivalente a un exceso de colesterol LDL de 2 mmol/l.
No se conoce con exactitud hasta qué punto la relación entre estas dos variables es una relación pura de causalidad. Esta se podría explicar por el efecto de las alteraciones del sueño en los sistemas endocrinológicos, metabólicos, inflamación… Sin embargo, no se puede descartar una cierta implicación de otros factores de confusión por la asociación del insomnio con otros condicionantes del riesgo cardiovascular (depresión, bajo nivel socioeconómico, bajo nivel de actividad física o mala salud en general).
Las recientes guías de prevención de enfermedad cardiovascular no hacen referencia a los trastornos del sueño. No obstante, y a la vista de la asociación entre el insomnio y el riesgo cardiovascular y en el intento de definir lo que se considera un estilo de vida cardiosaludable, parece razonable tener en cuenta, al menos, las medidas de higiene del sueño. Una vez más, no puede ser casualidad que estas sean algunas de las medidas habituales para controlar otros aspectos del riesgo cardiovascular.
Está aún por determinar el efecto de las alteraciones del sueño en la población de enfermos cardiovasculares y las medidas dirigidas a reducir el riesgo cardiovascular residual atribuible al mismo. Es posible que pronto se vayan aclarando algunas de estas cuestiones y tengamos noticias al respecto.
Fuente: Sociedad Española de Cardiología.